Relatos eróticos Marqueze. El Sexo que te gusta leer.

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Alguien especial, Relato Erótico

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Tan solo nada se propuso ni se pensó, las cosas se fueron dando por si solas, y que bueno que fue así.
Sucedió que yo rento un departamento en el cual me siento tranquilo y sin vecinos molestos con los cuales tenga que lidiar, casi no están, ya que trabajan y llegan hasta la noche.
Tengo una casera, madura, pero atractiva, sabe ser mujer y le gusta verse bien, por lo cual en un principio le hablaba tan solo para saludarla y preguntar cómo se encontraba y de ahí no mas, paso el tiempo y en ese transcurso me fije más aun en ella, me gustaba como se vestía ya que usaba vestido ceñidos además de que se cuidaba, iba a hacer ejercicio, por lo cual se veía de piel firme, además de unos pechos sensuales y unas caderas deliciosas.
En una ocasión era sábado por la mañana y salí al patio para comenzar a lavar mi ropa, ella subió y traía puesta su pijama aun, me saludo e hice lo mismo comenzamos a platicar pero durante la plática pude observar que no traía sostén y sus pezones marcaban su blusa, por lo cual sin querer me excite y aparte la mirada para centrarme en otra cosa y no mostrarle que mi pene se puso erecto, después ella se retiro a seguir con sus laborea, pero yo me quede pensando en sus pechos y en los pezones que había visto.
A partir de este acontecimiento, comencé a tratar mas con ella, la observaba e iba comprendiendo sus gustos y lo que le molestaba, encontré que compaginábamos en muchas cosas y me agrado, por lo cual en cada platica que sosteníamos nos identificamos aun mas, lo cual me gustaba y me motivaba a estar más cerca de ella.
Cierto día, mientras yo me encontraba terminándome de bañar, abrí la ventana del baño, y por ella podía ver unas escaleras que daban al departamento y azotea que se encontraba arriba de mí, me dispuse a colocarme crema en la cara y brazos y al terminar escuche que subían las escaleras por lo cual me fije quien lo hacía, era mi casera que iba a tocar la puerta de la vecina de arriba, mientras tocaba a la puerta me agache a observar que llevaba puesta una falda corta ampona pero no larga, pude lograr ver debajo de su falda, lo que vi me agrado muchísimo, más bien me excito, no llevaba fondo, tenía puesta una pantaleta blanca y que se le perdía un poco entre sus nalgas, además de que tenía unas piernas jóvenes y tersas, mi pene se puso tan erecto, por lo cual lo saque y me comencé a masturbar mientras seguía viendo ese rico espectáculo y maravilloso, el cual duro unos cuantos segundos, pero que para mí fueron eternos, cuando ella giro yo me oculte rápidamente para no ser descubierto. Lo que vi me agrado y lo recordé durante el resto del día y ya durante la noche se volvió a recrear por lo cual me desperté para pensar en ella y tocarme mientras lo hacía.
Paso no mucho tiempo cuando un día le dije que le debía su abrazo del fin de año pasado por lo cual ella se acerco a mí y me abrazo, al estrecharla pude sentir su cuerpo y lo suave de sus pechos, olí el calor de su piel, por lo cual me aparte un poco rápido ya que mi pene comenzaba a ponerse erecto y eso no quería que sucediera, al menos en frente de ella, ella lo noto pero no me comento nada y enseguida comenzamos a platicar, me invito a sentarme en unas sillas que tenia afuera para seguir con la charla, lo cual acepte gustoso con tal de seguir robándome su presencia, y mientras platicábamos y cuando ella no se diera cuenta, observaba sus pechos y lo suave que los había sentido, lo rico que sería tener en mi boca sus pezones mientras olía el aroma de su piel, por lo cual comenzaba nuevamente a tener una erección así que buque la oportunidad de cortar la plática e irme para que no se diera cuenta que comenzaba a desearla.
Mi casera tiene un cuarto enfrente de mi puerta, en donde se da un espacio para hacer manualidades y todo ese tipo de cosas, un día al regresar de trabajar yo traía puesto un traje negro, con camisa azul y una corbata negra, ella tenía abierta la puerta de su cuarto de trabajo, la vi y la pase a saludar ella al verme se le iluminaron un poco sus ojos y la expresión de su rostro fue de mucho agrado, me dijo que me veía bien, a lo cual yo agradecí el cumplido, ella tenía un vestido como verde de flores pequeñas, con botones al frente desde el pecho hasta abajo de la falda, era ceñido lo cual permitía ver unos pechos excitante acompañados de unas caderas y nalgas muy muy ricas; bien comenzamos a platicar de cómo me había ido en mi trabajo y a ella en sus actividades del día, llego un momento en que comenzamos a cambiar de platica y adentrarnos en otro tipo de platicas –que yo diría de parejas me gusto el giro de la conversación por lo cual busque hacerla un poco más intensa.
Le pregunte como le gustaba hacer el amor y ella se sintió un poco apenada pero no cambio la plática, en un pequeño cuarto contiguo tenía su cuarto de lavado y se escucho el terminar del ciclo por lo cual ella se levanto de su silla y me dijo que la siguiera para seguir platicando, dentro del cuarto de lavado tenía su lavadora, un lavadero, una estante con objetos que utilizaba para sus manualidades y una silla tipo cantina con respaldo, ella abrió la lavadora para extraer la ropa y meter otra sucia que ya tenía lista para lavar, cuando termino se sentó en la silla que ahí estaba, y pensando que ya no se acordaría de lo último que le pregunte y para mi sorpresa retomo la plática, por lo cual ella me pregunto qué otras formas podría haber para hacer el amor, ya que ella solo conocía dos y nada más.
La pregunta me tomo casi tartamudeando pero me dije “si no es ahora, no será nunca”; por lo cual le dije que había desde el sexo oral hasta la penetración de diversas formas y estilos, ella se sorprendió cuando le dije lo del sexo oral y me comento que jamás se lo habían hecho a lo cual me pregunto:
¿Qué hacia el hombre durante ese acto?
¿Si lo disfrutaba?
¿Si ella también lo tenía que hacer?
y cosas como esas, pero al darme cuenta y sin pensarlo ya estaba cerca y enfrente de ella, me acerque y le robe un beso, ella tardo un poco en reaccionar y me dijo que “ella no era una persona de esas”, a lo que yo le conteste que yo no pensaba que “ella era una persona de esas” que por eso me atreví a robarle el beso y nuevamente me acerque a ella para volverla a besar, esta vez duro un poco más, ella respondió abrazándome mientras yo abría sus piernas para quedar en medio, el beso se fue prolongando mientras tanto comencé a acariciar sus piernas, para posteriormente ir recorriendo su cuerpo y llegar hasta sus pechos, no me dijo nada por lo cual volví a bajar las manos hasta su vestido y lo comencé a desabrochar hasta su cintura, descubrí que no llevaba fondo y eso hizo que me excitara aun mas, mientras tanto ella seguía en mis labios y sutilmente bajo la mano hasta llegar a mi pene, lo acaricio por arriba del pantalón.
Enseguida llegue hasta donde comenzaba su pantaleta y la comencé a deslizar poco a poco, ella en un principio se aferro a ellas pero yo le dije “quiero que sientas que tan rico es el sexo oral” por lo cual retiro sus manos para dejarme quitarle su pantaleta, me hinque y quede de frente a su “dulce tesoro” comencé a besar sus muslos para llegar poco a poco a esa dulzura que estaba esperando que bebiera de ella, al tocarla con mi lengua ella se extraño por algo nuevo y desconocido, enseguida puse sus pierna en mis hombros mientras yo seguía deleitándome con algo con lo cual había soñado desde que le vi su pantaleta debajo de su falda –eso jamás se me olvidara- lentamente comencé a avanzar mis manos hasta sus pechos los cuales ya deseaba y ahora eran ya míos.
Ella disfrutaba y escuchaba su respiración, lo cual me incitaba a seguir, después de saborear esa cosa tan exquisita me levante y comencé a besar su cuello, mientras lo hacia ella desabrocho mi cinturón para después abrir mi pantalón y extraer mi pene, lo condujo hacia ella y lo introduje dentro de sí, al entrar en ella sentí un calor que me gusto muchísimo, comencé a bailar un ritmo de deseo mientras ella con sus piernas me envolvía mi cintura, entre una y otra vez, mientras nos seguíamos fundiendo en un abrazo y nos besábamos.
No podía creer que ahora estaba amándola, creía que era un sueño y no quería despertar si fuera así, ahora esa mujer con la cual le descubrí sus pechos y pude ver debajo de su falda, “era mía” y estaba aferrado a su cuerpo siendo correspondido de un deseo que ahora sabia que ambos teníamos escondido, y que bueno que había explotado cuando no lo pensamos.
Escuche sus deseos, y me grabe cada respiro que emanaba de su ser, me hice dueño de sus deseos y de su cuerpo, así seguimos hasta que pude dejar dentro de ella lo que tenía que entregarle desde el día que desee su ser y su cuerpo. Al terminar ella no dijo nada, y mientras nos mirábamos comencé a volver a colocarle sus pantaletas y abrochar su vestido, enseguida me arregle mi ropa, levante la mirada hacia ella me jalo con sus brazos para volverme a abrazar y pedirme con un rico beso que lo volviésemos a repetir.
Ahora ella es mi deseo, mi fantasía, mi mujer…

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