Relatos eróticos Marqueze. El Sexo que te gusta leer.

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Mi caliente primera vez - Adultos / eróticos

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A mis 17 años ya me había tocado muchas veces bajo las sábanas hasta dejarlas mojadas, pero ya no me bastaba, necesitaba algo más y no paraba de imaginar una polla dura que me abriera y acabara con mi virginidad. Había oído que dolía, a unas más que a otras, algunas con mucha sangre, otras con poca y otras sin sangrar y yo sentía curiosidad por saber cuál de ellas era yo.

 Un día conocí a un chico, muy guapo por lo demás, a través de mis amigas al que le gusté desde el principio y él a mí; hablamos un tiempo, salíamos de fiesta juntos y siempre nos besábamos y el me acababa cogiendo fuertemente de la cintura, aprisionándome contra él, haciéndome sentir en el vientre cómo se le ponía dura y a mí me encantaba saber que yo provocaba eso en él.

Un día decidí dar el paso con él por lo que me llevó a su casa aprovechando que sus padres no estaban, me puse ropa interior a juego, una camiseta y una minifalda, sabía que lo provocaba aunque no por saberlo dejaba de ponerme roja siempre que me besaba o miraba. Estando en su habitación comenzó tratándome con dulzura, besándome lentamente, como si intentara no hacer nada que me hiciera cambiar de opinión. Yo respondía a sus besos pegándome a él y tocando su pelo corto y bajando por su espalda hasta su cintura. Se quitó la camiseta y de inmediato procedió a quitarme la mía mientras me besaba el cuello y la oreja, yo por mi parte ya estaba húmeda, lo podía notar, ese calor que bajaba como electricidad a mi entrepierna.

Me tumbó en la cama y bajo por mi pecho hasta la falda que quitó, yo seguía un poco nerviosa, no sabía qué hacer así que opté por dejar que él tomara el control. Cuando me quito la falta se tumbó encima de mí para besarme y de paso poner su pene encima de mi vagina, presionando poco a poco hasta que su dureza fue notoria. Me quitó el sujetador y en el instante en el que su boca tocó mis pechos solté un suspiro y dejé de ser yo, me dejé llevar y me elevé hasta las nubes. El no paró hasta que mis pezones estaban completamente duros y entonces bajó hasta deshacerse de mis bragas y abrir mis piernas para besar mis muslos, mi vientre… y mi vagina. Era la primera vez que alguien tocaba ahí, y también la primera vez que alguien me hacía sexo oral y aunque no me gustó demasiado lo dejé hacer hasta que me preguntó si quería probar yo.

Se tumbó en la cama, se quitó los pantalones y los calzoncillos mientras yo lo miraba, no sabía que hacer exactamente, él me dijo que solo chupara y en cuanto me la metí a la boca su reacción fue instantánea, su pene se ponía más duro aún si era posible y me dejaba hacer, sin quejas, solo gemidos por su parte hasta que me dejé llevar por la imaginación; la saqué de mi boca y empecé a darle lametazos, la recorría de arriba abajo para volver a metérmela chupando cada vez más rápido. Me pidió que parara y me hizo subir hasta él hasta que nuestros sexos quedaron pegados el uno del otro sin penetración. Me besó, me cogió de las caderas e hizo que me moviera adelante y atrás de modo que su polla erecta recorría mi vagina, se mojaba por mi excitación, yo gemía al notar la sensación de placer en el clítoris y pronto dejó de moverme, yo ya me movía sola y fuerte hasta que mi cuerpo se puso rígido y mi vagina se contrajo: había tenido mi primer orgasmo con un hombre.

Esto lo puso a mil y me tumbó en la cama para penetrarme, jugó con sus dedos dentro de mí para dilatarme y yo se lo ponía fácil al estar tan mojada; cuando creyó que era el momento se puso encima de mí e intentó metérmela pero yo estaba tan cerrada que era imposible por lo que optó por ponerme encima de él y que yo me la clavara. Poco a poco… poco a poco pero no entraba así que en lo que parecía su desesperación por penetrarme me cogió de las caderas para empujar mi vagina contra su pene y dio resultado porque un grito de dolor salió de mi garganta, dolía tanto que en cuanto estuvo dentro de mi le pedí que parara un segundo, segundo que él aprovechó para tocar mis tetas y besarme.

En cuanto me vi preparada comencé a moverme muy lentamente encima de él, y él dejaba que yo fuera a mi ritmo al menos al principio porque ya llevaba mucho conteniéndose y acabó inclinándome hacia delante y cogiéndome del culo comenzó a penetrarme mientras yo gemía con una mezcla de dolor y placer. Así estuvo un rato, su pene entraba y salía de mí y no sé cuánto tiempo habremos estado así hasta que me puso a cuatro patas y comenzó a follarme fuerte, ahora mis gemidos y mis gritos eran solo de placer, me encantaba sentir como esa polla me penetraba, entraba y salía de mi coño húmedo hasta que no aguantó más y sus embestidas pasaron a ser dura y secas y se corrió dentro de mí.

Mi caliente primera vez

Mi amor resurgió con un…maduro

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Hola María que te apetece tomar esta mañana, me pregunto sonriendo Alejandro propietario de la cafetería, su voz me produjo un escalofrió, este hombre hace que me sienta turbada nada más oír su voz, Tostadas con aceite y café con leche conteste, llevo acudiendo a este lugar dos meses, desde que me contrataron en la oficina de asuntos sociales, hay que decir que gane unas oposiciones durísimas y que soy licenciada en derecho. En este tiempo observaba como Alejandro hacia su trabajo dirigiendo y ayudando al servicio, no me caía bien me irritaba verlo reír y hablar con los demás como si fuera el mas dichoso del mundo, yo sumida en mis pensamientos triste había pasado media vida estudiando y opositando, en una palabra creía haber perdido mi juventud, y este viejo habrá vivido lo mío y lo suyo, rondaba los 48 años alto de manos grandes pelo ensortijado y sienes canosas.

Que te pasa María te veo pensativa, yo volviendo de mis pensamientos dije nada, nada, es que voy dormida, jajaja eso que habrás salido esta noche dijo. Dejando el servicio, se alejo para recoger la mesa de al lado. Que le importara pensé acabando, pague y marche a mi trabajo, hasta luego dije, cada tarde volvía al salir de la oficina a tomar otro café, ya cuando estaban recogiendo, al entrar de nuevo se acerco Alejandro para traerme el café con leche de cada día, y le dije que hoy no me apetecía, que quería un te, estas bien contesto irónico. Yo irritada le dije puedo tomar lo que quiera, por supuesto matizo y si me permites te invito y me tomo este café que tu no quieres contigo. Sorprendida asentí y el sentándose frente mío me pregunto vives sola verdad?, si como lo sabes? Lo intuía no te enfades, eres poco sociable, pero tienes un encanto especial que cautivas, sin salir de mi asombro note un leve estremecimiento, y capte ardor en las mejillas, que atractivo estaba, Dios mío¡ me miraba fijamente y yo estaba descontrolada.

El sin dejar de mirarme me comento, me gustaría invitarte a cenar, hace días que te miro y me pareces una persona muy sensual atractiva y encantadora, aunque estés siempre a la defensiva, yo note que me desfallecía, Alejandro era lo contrario a mi carácter, extrovertido, alegre. Mañana tengo que madrugar dije, y seguidamente dije pero podemos quedar a tomar una copa, de acuerdo dame tu dirección paso a las 19:30 h, a las 19:10 h tocaron al interfono y era el y yo a medias ante el espejo mirando mi figura, dando vueltas a que ponerme…voy conteste sube que aun tengo un rato te dejo abierto, oí el ruido de la puerta al cerrarse. María¡ puedo tomar algo de tu nevera, otra vez un estremecimiento al oír su voz hizo que mi corazón, se desbocara, de odiarlo por la mañana a desearlo con todas mis fuerzas en pocas horas, cada día visto traje chaqueta para ir a la oficina ancho que no dejan realmente ver mi figura.

Al fin con un vaquero ajustado, una camisa, insinuando mis generosos senos y una cazadora de ante, salí al salón, al verme se puso de pie y vino a darme un beso diciendo estas esplendida, sabia que eras hermosa, pero mi imaginación no ha hecho justicia, otra vez ruborizada con sus palabras solo acerté, tu también estas muy guapo, aunque en realidad pensé estas para comerte, como si adivinara lo que mi cabeza pensaba, cogiéndome por la cintura, me atrajo hacia el mis rodillas apenas podían sostenerme de la emoción al notar su cuerpo pegado al mío, y dándome un dulce beso en los labios me comento, tienes la nevera a tope, te preparo la cena y después salimos a dar una vuelta, ya no le conteste mis labios estaban sellados con los suyos y mientras nuestras lenguas jugaban divertidas, nuestras manos se deslizaban buscando acariciar las zonas mas erógenas de nuestro cuerpo. Lentamente me fue desnudando sin dejar las caricias y el contacto de mi cuerpo entregado ya sin condiciones, su palabras susurrantes me taladraban, como lanzas de deseo.

Sus manos recorrieron gloriosas toda mi espalda con delicadeza, sutilmente, y poco a poco convirtieron mi piel en un jolgorio libre de sensaciones deliciosas. Estaba conmovida. Hundí la cara en la almohada para ocultar mi éxtasis y mis lágrimas.

No pude negarlo. Lo amaba, mi mente no quería reconocerlo, pero mi cuerpo mis sentidos estaban todos rendidos ante el, dios mió me llevaba 20 años y estaba pletórico lleno de vida, yo completamente entregada al mas delicioso juego dejaba escapar pequeños gemidos de placer…

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Sexo: posiciones del Kamasutra para disfrutar

LAS MEJORES POSTURAS PARA HACER EL AMOR CON TU PAREJA

Primera etapa: la mujer esta agachada o arrodillada sobre su pareja, ella puede empezar la estimulación por un movimiento de vaivén vertical sobre el pene. 



Segunda etapa: La mujer bascula sus dos piernas a la derecha del busto de su pareja y empieza a dar vueltas.






Tercera etapa: La mujer se encuentra en posición inversa, de espaldas a su pareja y puede continuar la estimulación vertical agachándose hacia adelante para cambiar el ángulo de penetración. Ella continuará entonces el ciclo para acabar sentada cara a cara con su pareja.






La mujer se tumba sobre el hombre las piernas abiertas para facilitar la penetración. Una vez el pene bien asentado, ella aprieta las piernas para que los cuerpos de la pareja se superpongan en un alineación perfecta. La mujer puede entonces empezar la estimulación frotando su cuerpo lateralmente y horizontalmente contra el de su pareja.






A partir de la posición del misionero, la mujer aprieta les nalgas y comba su cadera y entonces ondula su cintura en un movimiento circular lateral y vertical.




Partir de la posición de Andromaca, la mujer bascula la espalda hacia atrás y desliza una pierna bajo la de su pareja. En el transcurso de la maniobra, ella tendrá cuidado en sostener el pene bien apretado en su vagina para evitar cualquier salida involuntaria. Ella podrá entonces ir y venir de forma transversal de izquierda a derecha para experimentar sensaciones nuevas.




El hombre se yergue sobre sus rodillas, la mujer tumbada sobre la espalda echa sus pies contra el busto de su pareja. El hombre se inclina hacia adelante para comprimir los muslos de la mujer contra sus senos.





El hombre se tumba sobre la espalda mientras su pareja se arrodilla encima de él y abraza sus muslos con los suyos. Ella controla la amplitud del movimiento vertical y horizontal para maximizar las sensaciones sobre su clítoris y sus paredes vaginales o para llevar deprisa el hombre al orgasmo .




A partir de la posición del misionero, la mujer acerca los muslos de su busto. Ella puede fácilmente variar les sensaciones y la profundidad de la penetración cambiando el ángulo de inclinación de sus piernas. Ella puede además fácilmente tomar apoyo sobre les nalgas de su pareja para aumentar la presión al nivel de la pelvis.





Los más
Levantando las piernas, la mujer favorece una penetración más profunda y puede controlar en parte las sensaciones.
El hueso de la pelvis del hombre viene directamente a frotar contra la vulva, favoreciendo de esta manera la estimulación del clítoris.
Los menos
La pareja de pie, la mujer se agarra a la espalda del hombre y entonces enlaza de la manera la más firme sus piernas alrededor de su cintura mientras él la sostiene por les nalgas y la espalda. La mujer puede además posicionarse de espalda a una pared, que le puede servir de apoyo sustentador suplementario.




El hombre está acostado sobre la espalda, las piernas levantadas. La mujer se sienta sobre la parte trasera de los muslos de su pareja, usando los pies del hombre como un apoyo. La pareja se sujeta por las muñecas para asegurar una buena estabilidad. El hombre puede entonces levantar su pareja con los pies para iniciar una estimulación vertical. La mujer puede además aportar una estimulación suplementaria haciendo ondular su pelvis en un movimiento lateral circular.





Sobre una superficie sólida y estable, la mujer se sienta sobre las rodillas de su pareja de cuclillas. Para mejorar la estabilidad, el hombre podrá apoyar la espalda sobre un soporte vertical y saliente como la esquina de la cama.
Tumbada sobre la espalda, la mujer toma una posición inclinada apoyando su cintura y sus nalgas sobre las rodillas y los muslos de su pareja. El hombre la levanta por la cadera para cambiar el ángulo y la profundidad de la penetración.




Los más
Posición profunda y cómoda para el hombre y la mujer.
El hombre puede liberar una mano para acariciar los senos y el busto de su pareja.
Los menos
Amplitud de movimiento limitado.
La pareja de pie, la mujer da la espalda a su pareja. El hombre la atrae contra él y la penetra por detrás. La mujer bascula totalmente hacia adelante y toma apoyo sobre un soporte bajo (cojines, mesa baja).




A partir de la posición del misionero o de la de la monta, la pareja bascula sobre el costado y con suavidad para evitar una salida inopinada del pene. 




La mujer se tumba sobre el costado las piernas plegadas en posición acurrucada.







El hombre se posiciona detrás y esposa los contornos del cuerpo de su pareja para penetrarla. Puede entonces fácilmente acariciar sus senos y su clítoris besándola en la nuca y detrás de las orejas.






El hombre está sentado sobre una silla. La mujer se sienta en amazona sobre uno de los muslos de su pareja y guía al pene hasta la apertura de la vagina. Una vez el pene introducido, ella podrá contraer sus músculos vaginales para guardar la penetración, y evitar les salidas inopinadas.





Tumbada sobre la espalda, la mujer pliega sus piernas en posición del Loto mostrando de esta manera su vagina de forma amplia abierta a su pareja.





Es la posición la más conocida, universalmente del gusto de los principiantes como de los más experimentados, el hombre se tumba entre las piernas de su pareja.





Variante : Varios cojines puestos bajo les nalgas de la mujer permiten una penetración más profunda cambiando el ángulo de inclinación de la vagina.



El hombre está sentado sobre el borde de la cama o sobre una silla. La mujer le da la espalda antes de sentarse sobre sus muslos. Una vez el pene en ella, ella puede entonces agacharse hacia adelante para llegar a una posición de equilibrio y balancearse a lo largo del pene. Para estabilizar la posición, la mujer cogerá apoyo sobre las rodillas del hombre que la sostendrá por los senos.





La mujer tumbada sobre la espalda, ligeramente sobre el costado, apoya sus piernas sobre la cadera de su pareja. El hombre puede entonces guiar su pene para penetrarla con suavidad. Ella deberá entonces comprimir los muslos para conservar el pene bien asentado y maximizar les sensaciones .






Los más
Una posición original para hacer el amor con suavidad, sin prisas.
Recomendado para el amor tántrico.
Los menos
Amplitud y profundidad de movimiento limitadas.
Riesgos de salida involuntaria si el pene
Tumbada sobre la espalda, la mujer lleva sus nalgas sobre el borde de la cama y aprieta con sus piernas la cintura de su pareja. El hombre se arrodilla sobre el suelo para penetrarla guardando la verga horizontal, paralela al eje de la vagina.





Variante : El hombre puede estar de pie mientras la mujer se tumbará sobre un escritorio o una mesa .

 La mujer da la espalda a su pareja y puede según su deseo sentarse sobre él, los pies sirviendo de apoyo, o bien arrodillarse por ambas partes de las caderas de su pareja, esta última posición favoreciendo una más gran amplitud de estimulación. 



La mujer a cuatro patas se hace penetrar por detrás por el hombre erguido sobre sus rodillas. 



Variante : La mujer puede hacer que la posición sea todavía más cómoda usando varias almohadas
  para tomar apoyo sobre sus codos.



La mujer tumbada sobre la espalda abre de forma amplia las piernas, el hombre posiciona una pierna entre las de la mujer y la penetra de costado, tomando apoyo sobre su brazo opuesto. Puede aumentar la estimulación frotando su muslo contra el clítoris.




CONFESIONES PRIVADAS: "El Extasis De La Masturbación"

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Era de noche, estaba en mi cuarto encerrada, y todos ya se habian ido a dormir, se supone que tenia sueño pero mi imaginacion comenzo a volar muy alto, hace mucho q no me tocaba pero pasaban los dias y esa energia sexual q tenia queria salir, empece a ver videos porno por mi celular cada minuto me encendia mas, empece a tocar mi vagina y senti como estaba de humeda, estaba muy excitada, me meti un dedo y empece a ,moverlo, esa sensacion era demasiado bna, saque un masajeador q tengo escondido desde hace mucho tiempo
y empezo a vibrar, era lo mas delicioso tenia un pequeño consolador y lo meti, mis dedos ya no eran suficientes, solo imginaba como seria si estuviera alguien conmigo, dejaria que me lamiera toda, me lo metira duro y delicioso, ya mi cuerpo no daba mas y cai rendida, una de mis fantasias es tener un trio y solo espero q alguna vez lo tenga... esa noche q me masturbe fue demasiado bno y ahora se porq dicen q ayuda a dejar las tensiones atras, aunq no grite como lo hago cuando mi casa esta sola si gemia por lo bajo pero el hecho de saber q me podrian descubrir hacia mucho mas placentero todo ...

Seduci a mi futuro cuñado Masturbación

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Una vez en una tipica tarde familiar no pudo acudir mi novio por razones de trabajo, era constante el hecho de que el tuviese que ausentar y las veces que nos veíamos eran muy pocas, pero yo lo amaba  y disfrutaba los momentos en que nos veiamos, esa ocasión llego uno de los novios de mi hermana con el cual yo me llevaba muy bien, tan bien que jugueteabamos a molestarnos y a veces el me cargaba, le pegaba, en fin una relación como de hermanos.</p> <p>En veces mi hermana nos veía como celosa pero al final de cuentas eso solo era un jugueteo a lo cual no le daba mucha  importancia, en aquella ocasión se distanciaron un poco puesto que yo y su novio optamos por ver una película y ella otra, sin embargo no la complacimos y terminamos viendo la nuestra, mis papas irían al centro comercial para comprar lo necesario para hacer la comida, su novio bueno Edgar, se decidió quedar debido a que estaba interesado en la película , no fue nada raro puesto que a veces hasta en nuestra casa llegaba a dormirse.</p> <p>Esa ocasión mi hermana decidió ir con mis papas argumentando que necesitaba comprar unos maquillajes y cortante le dijo a Edgar ahí te quedas! Pero sin molestarse a lo que el asintió y dijo que no habría problema, total se fueron y nos quedamos solo Edgar y yo, estábamos atentos en la película cuando de repente el me dio un manotazo a lo que yo también respondí pegandole, me aventó un cojín a lo que yo respondí con otro, total terminamos en el piso como peleándonos pero de broma.</p> <p>Como dije al principio nuestra relación era como de amigos, cuando en eso sin querer rose mi pierna con su entrepierna, cabe decir que sentí que la tenia como parada, no me inmute y seguí jugando, me pare y el me abrazo por detrás como queriéndome aventar hacia el sillón, yo lo empuje con mis nalgas hacia atrás y comenzó a hacerme como cosquillas en la panza pero sin dejarme de abrazar, yo sentía su pene atrás mio y comenzaba como a sentir como sensaciones en el estomago, le dije que parara que ya estaba cansada a lo que el dijo que no que me aguantara.</p> <p>Continuamos la guerra hasta que el fue quien cayo en el sillón y yo encima de el, en una posición comprometedora como si estuviéramos haciendo el amor, pero no, solo jugábamos como 2 niños, me pare y senté en el sillón, el continuo haciéndome cosquillas a lo que respondí pellizcandole las piernas hasta que en una de esas le dije que le iba a pellizcar donde mas le doliera y no se iba a aguantar, el se reía y dijo que donde seria aquel pellizco, yo no le conteste solo le dije que le dolería, el insistía preguntándome hasta que le respondí en tu cosa esa te voy a pellizcar, el me dijo, te gustaría intentarlo? Anda, me retaba, yo le decía, ay olvídalo ¡ vas a lloriquear !, no te atreverías!</p> <p>Me enfrentaba, hasta que en una de esas no se porque pero le agarre su pene  con mi mano, el abrió los ojos como sorprendido, y solo me miro y dijo en voz baja, te atreverías?, la tenia erguida, le dije que en que estaba pensando, porque la traía así? Y me contesto el muy cochino: en ti, me puse toda roja y no supe que decir, se la seguí agarrando y me acerque a su boca, estaba loca no se porque lo hice pero lo hice, nos besamos y me arrincono hacia el, metió su lengua en mi boca y solo trataba de no pensar en mi hermana o en mi novio.</p> <p>Mi mente decía que estaba mal pero me siguió gustando,  yo sujetaba su verga y comencé a masajearla a darle como vueltas, el muy aprovechado deslizo su mano debajo de mi playera, comenzó a frotar mis pechos que poco a poco se comenzaron a enderezar, yo le dije para, para, pero el no hizo caso, nos echamos un mini faje ahí mismo, el quería quitarme el pantalón pero temerosa no quise por que podrían llegar mis papas, le dije que solo por encima a lo cual el me masajeaba mi vagina pero por encima de mi pantalón, se notaba desesperado puesto que luego frotaba mis pechos y luego mi vagina, yo estaba excitada y le seguía masajeando su pene, metí la mano debajo del pantalón y comencé a hacerle una paja.</p> <p>Era incomodo y decidí  desabrocharle el pantalón, saque su verga que estaba peluda y se la seguí chaqueteando, yo estaba totalmente empapada, me encanto que su verga ya tenia un poco de semen, significaba que estaba muy excitado por mi, mi lengua jugaba con la suya y la hacia hacia arriba como haciéndole señas de que quería mamársela, no lo hice claro puesto que mis padres ya habían tardado y no tardaban en llegar, le dije que parara para preguntar por donde venían en efecto le decidí mandar un watsapp a mi hermana para pedirle me trajera un delineador, me contesto que no podía puesto que ya venían en camino y que en 10 minutos estarían ahí, yo solo le dije que estaba bien y que los estábamos esperando que Edgar se había dormido y que ya tenia hambre,</p> <p>Mire a Edgar y seguí besándolo todavía tenia su verga de fuera y le dije que mi pellizco ahora era un mordisco, el solo se rió y fui directo a su pene y le di un beso, quise meterla en mi boca pero estaba asustada porque llegara mi hermana, le di por ultimo un lenguetazo y lo mire picara diciéndole que ya paráramos, el solo asintió y subió su pantalón, estaba totalmente excitado y me dijo que iría al baño a limpiarse, yo estaba mojada y lo primero que quería hacer era masturbarme, me gusto ese faje y ansiaba poder  terminarlo.</p> <p>Se escucho un carro afuera, Edgar ya había salido del baño y se hizo como el dormido, mi hermana abrió la puerta y lo miro tiernamente, no la pude ver a los ojos, para suerte la película estaba por terminar, le arroje un cojín a Edgar y este fingió despertarse sobresaltado, mi hermana lo abrazo y pidió que ahora si vieran la película que quería ver, total les dije que que ñoños y aburridos y me subí a mi cuarto para bañarme, claro olía a secreción mía y necesitaba ducharme.</p> <p>Me desnude totalmente y comencé a pensar en Edgar y en su forma de tocarme, a la vez pensé que aquello solo había sido un juego y que quizá nunca pasaría algo mas, mientras tanto fantasee y comencé a meter mis dedos en mi vagina ya de por si hinchada de tanta excitación, metí al baño mi celular con su bocinita, algo que siempre he hecho y que no extrañaba a nadie puesto que me gustaba escuchar música mientras me bañaba, toque mis pezones y con la lengua los lamia, mis dedos me daban el placer que necesitaba, mis gemidos eran apagados y se mezclaban con la música.</p> <p>Mis dedos dentro de mi vagina los metia a mi boca y probaba mi mismo sexo, estaba muy exitada, frotaba mi clitoris recarge mis pechos en la pared y los apretujaba contra la misma, los embarraba en un movimiento de arriba hacia abajo y a los lados, mis pechos no son muy grandes pero si de tamaño natural, comenze a masturbarme con mi mano izquierda imaginando que edgar podría estar ahí y concluir lo que ya habiamos empezado,  tenia hace tiempo la ansiedad de meter mis dedos en mi ano, pero cuando lo queria hacer me hechaba para atrás, esa ocasión me masajee un rato y comenze a meter mis dedos sin embargo me dolio  a la vez y solte un gemido un poco fuerte que probablemente se pudo haber escuchado, fingi que cantaba la cancion que estaba sintonizando, después decidi continuar con mi auto servicio, hasta que logre terminar, suspire, me gusto, y me éxito la idea de que podría pasar después.</p> <p>Salí del baño un poco mas dueña de la situación, era tarde así que decidí ponerme un bluson y un pants que uso regularmente para dormir, no me puse calzones a propósito puesto que hacia calor y me excitaba la idea de no traer nada encima, además el bluson que usaba estaba largo por lo cual llegaba a taparme,  baje y mis papas estaban en la cocina concluyendo la cena, en serio moría de hambre, llegue a la sala y estuvimos ahí viendo su tonta película mi hermana.</p> <p>Como tenemos un gato que luego se salia a los techos se escuchaba que tocaba la ventana del cuarto de mis papas para querer entrar, mi hermana subió corriendo por el y solo me quede con Edgar, me miro y me reto con un tono de : que!? Vas haber he!, me levante con una sonrisa y alze mi bluson tantito solo para subirme el pants denotando mis nalgas bien marcadas,  sentí que el me miro y camine hacia la cocina preguntando a mis padres que si ya podíamos comer, a propósito llevaba mi bluson en la cintura dejando notar mis nalguitas bien pegadas al pants, me contonee y me agradaba la idea de que el me estaba siguiendo con la mirada.</p> <p>Esa ocasión fue el primer encuentro que tuve con el, después pudimos concluir lo que comenzamos, después narrare esa segunda parte y claro que tiene mas, pero sera en otro momento.

El mejor amigo de mi hijo

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Hetero, maduras, sodomización-primera vez. Una mujer divorciada y profesora de gimnasia encuentra un excelente amante en el mejor amigo de su hijo.

Esta historia ocurrió en diciembre del 2000, cuando empezaron las vacaciones escolares.

Yo soy una mujer divorciada, de 35 años, mido 1.75, catira, de ojos verdes, soy instructora de spinning del gimnasio donde trabajo, lo que para mi suerte me mantiene con muy buen cuerpo, soy de pechos grandes y firmes, piernas duras y bien formadas, delgada y tengo un buen trasero, firme y duro.

Vivo en un apartamento pequeño (que consta de 2 cuartos, 1 baño, sala-comedor y la cocina) con mi hijo Alejandro, un joven de 17 años que cursa el último año del colegio.

Al comenzar las vacaciones escolares de diciembre, la mamá de Alfredo un amigo del colegio de mi hijo me preguntó sí Alfre podía quedarse una semana en casa ya que ella y su esposo tenían que asistir a un viaje de negocios y no lo podían llevar ni tenían con quién dejarlo, a lo cual accedí, ya que era el mejor amigo de mi hijo, lo conocía a él y a sus padres desde que entraron al colegio en preescolar y ella y yo éramos muy buenas amigas.

Alfredo llegó a la casa un lunes por la mañana, yo estaba en el gimnasio donde trabajaba hasta el mediodía, cuando llegué, Alfre y Ale ya se habían acomodado en su cuarto que tiene una cama con gaveta y estaban jugando con el play station, les preparé el almuerzo y los llamé para comer, hablamos mientras comíamos y le dije que se sintiera como en su casa, que no tuviera pena con nada y que me pidiera cualquier cosa. A lo que respondió no te preocupes Andre (que es como me dice ya que lleva muchos años conociéndome y es como el hermano que nunca tuvo Ale).

Pasaron 2 días muy bien, los chicos se la pasaban saliendo, jugando y en las noches, a veces los tenía que regañar para que se durmieran ya que hacían mucho ruido y no me dejaban dormir para ir en la mañana al trabajo.

El miércoles, recibí la llamada del papá de Ale, mi ex esposo dándonos la mala noticia que su mamá había muerto y ya le había comprado el pasaje a Alejandro para que se fuera a Madrid para que asistiera al entierro de su abuela, el cual salía ese mismo día en la noche.

Alfredo y yo llevamos a Ale al aeropuerto y después fuimos a ver una película al cine y a comer helados. Cuando llegamos a la casa, le dije a Alfre que no tuviera pena que no estuviera Alejandro que hiciera las mismas cosas que antes.

Me fui a bañar y me puse el camisón para dormir, cuando entré a la habitación donde dormía Alfredo, lo encontré jugando play station sentado en la cama solo con unos bóxer que era la ropa que usaba para dormir me puse a recoger un poco el reguero que dejó Ale por el apuro con que hizo la maleta y a ordenar un poco el cuarto y de pronto noté que Alfredo no me quitaba la vista de encima y claro como tenía el camisón que me queda un poco holgado al agacharme se me veía todo por dentro y como no llevaba sostén me podía ver mi pecho, lo que hizo que me sonrojara y saliera rápido de ahí, con la excusa que iba a llevar la ropa al lavandero. Ya más calmada, pasé otra vez pero solo para darle las buenas noches y al verlo, sin pensarlo me puse a detallarle su cuerpo, que estaba en muy buena forma, ya que asistía con mi hijo a mi gimnasio y jugaban para el equipo del colegio de football (soccer) y natación, lo que los mantenía en buena forma, tenía una espalda ancha y bien definida, al igual que el pecho y buenos brazos, debidos a la natación y piernas muy fuertes por el football, un abdomen en donde se le marcaban sus cuadritos, mide como unos 1.82, ya que es un poquito más alto que mi hijo el cual mide 1.79, de piel bronceada por el sol que agarra en la piscina y de cabello y ojos negros.

Al acostarme no podía conciliar el sueño, ya que no quitaba de la mente la forma en que me miraba y su espectacular cuerpo. Paso más de 1 hora hasta que me dormí.

En la mañana siguiente cuando ya estaba saliendo al gimnasio, salió corriendo del cuarto y me preguntó si se podía ir conmigo ya que Ale no estaba y nos fuimos juntos, al terminar mi clase de spinning, lo encontré en las máquinas y dijo que ya estaba terminando que sólo le faltaba una y lo ayudé a terminar.

Fuimos a la casa

y mientras preparaba el almuerzo, dijo que se iba a bañar y se metió al baño, saliendo sólo en toalla y me preguntó dónde había otro jabón que se había acabado, el cual me tardé en conseguir para apreciar su cuerpo con sólo la toalla que tenía atada a la cintura. Al salir del baño, le dije que me iba a bañar, mientras me quitaba la ropa, él me gritó desde la cocina que olía a quemado y abriendo un poco la puerta del cuarto le di las instrucciones, como había dejado la puerta entre abierta sin querer, pudo ver cómo me terminaba de quitar la ropa del gimnasio y yo al ver que me estaba viendo, me hice la loca y seguí en lo que estaba, después salí con la bata del baño y le dije que iba a entrar a la ducha que estuviera pendiente y me fui al baño. Cuando entré me quité la bata, noté que me estaba espiando por las ventanitas que tiene la puerta del baño y no dije nada, me metí en la ducha y bañé pensando en lo cuanto me gustaba que un joven de 17 años me espiara, me hacía sentir que mi cuerpo todavía era sexy, al finalizar, abrí la cortina de la ducha y me puse a escurrirme el agua y a peinarme para que tuviera tiempo de verme bien y me sequé muy sensualmente, me puse la bata, lo que le dio tiempo de irse a la cocina y salí a ver cómo estaba la comida, noté que tenía un bulto en su bóxer que podía disimular y disimuladamente me aflojé la bata un poco para que se me abriera al inclinarme y permitirle ver un poco más, eso me estaba calentando y me fui a vestir, me puse un short de los que uso en la casa pero busqué los que me quedaran más apretados y una camiseta sin sostén claro está para estar cómoda y darle el gusto a mí huésped. Comimos y después me ayudó a recoger la mesa y mirarme cada vez que me agachaba lo cual hacía con mucha frecuencia para que me viera Alfre. Al terminar tuve que salir un momento a hacer unas diligencias y cuando regresé, noté que había revisado el cajón de mi ropa interior, ya que lo encontré algo revuelto y eso es algo que acostumbro tener muy ordenado y vi que la tanga hilo dental que había usado para ir al gimnasio, tenía restos de semen lo que me llevó a la conclusión de que se había masturbado con ellas, lo que me calentó al máximo y me llevó a ingeniar un plan.

En la noche había alquilado una película para verla y le pregunté si la quería ver que viniera a mi cuarto donde estaba el VHS, yo me encontraba acostada de mi lado y él se sentó en el piso y yo le dije que no le diera pena y subiera a la cama y se sentó en la esquinita, después de un rato, le dije si quería ponerse más cómodo se recostara a lo que accedió. Al terminar la película hice movimientos de molestias en mi cuello y dije en voz alta ¡qué lástima que no está Ale para que me dé unos masajes!. Y le pregunté: ¿Tú sabes dar masajes en el cuello?. Me dijo no debe de ser muy difícil, pero nunca lo he hecho. Deja la pena y dame uno por favor, se situó detrás de mí y comenzó con los masajes, me bajé los tirantes del camisón un poco para que estuviera más cómodo y busqué una crema que tengo que tiene un olor muy rico y sensual, terminó el masaje, se despidió y se fue a dormir. Ahí me quedé pensando que mi plan no había dado resultado, el muchacho no era lanzado como yo creía y tenía que facilitarle las cosas un poco.

El viernes en la mañana no pasó nada interesante, fuimos al gimnasio y después de comer le dije que iba a salir y que llegaría un poco tarde ya que iba al cumpleaños de una amiga, estuve un rato en la fiesta y como a las 12 de la noche regresé a la casa. Él estaba despierto viendo una película en su cuarto y al sentirme salió a saludarme, yo había tomado un poco y estaba medio alegre (eso era parte de mi nuevo plan para tener un poco de iniciativa) pero cuando lo vi, me hice que estaba más borracha de lo que en realidad estaba y tambaleando, me senté en el sofá, él preguntó si estaba bien y le dije que sólo un poquito pasada de palos, que me disculpara y él sonrió, me hice la dormida por unos minutos, dejando un ojo medio abierto pero sin que se diera cuenta y él aprovechó para verme un poco, yo estaba con una minifalda de cuero muy corta

y que me quedaba muy ajustada y una camisa que tenía un gran escote en la espalda, lo que ocasionó que no me pusiera sostén. Disimuladamente me recosté para un lado abriendo un poco mis piernas y él no me quitaba la vista de encima, ya que se me veía todo, en eso me desperté y le dije que me ayudara a ir a mi cuarto, me dejó sentada en la cama y se fue cerrando la puerta pero por supuesto no por completo, me quité la camisa y la falda y me puse la ropa de dormir más sexy que tenía, él no dejaba de verme por entre la puerta y me tiré en la cama haciéndome la dormida nuevamente, sin arroparme ni apagar la luz, a los 5 minutos, sentí que entró y me habló para ver si estaba despierta, como no le respondí, supuso lo contrario. Ahí estaba él contemplando mi cuerpo tirado en la cama con solo mis diminutas tangas blancas y mi pijama blanca sexy de encajes, que dejaba ver mi pecho a través de ella. Me moví un poco lo que ocasionó que saliera una de mis tetas de la diminuta pijama y oí un ¡oh! que salió de su boca, me movió un poco y como no desperté se atrevió a tocarme con mucho cuidado mi teta al aire, la acarició con mucho cuidado hasta poner mi pezón duro y parado, luego le dio una chupadita y no aguanté más y gemí lo que hizo que retrocediera, al darse cuenta que seguía dormida, me comenzó a tocar las piernas y como un reflejo se las abrí, ya estaba bastante mojada y cuando me tocó mi concha, no aguanté más y le dije Alfredo quiero que me cojas, dio un brinco de susto que llegó a la puerta del cuarto, le dije no tengas miedo siempre he estado despierta y quiero ésta tanto como lo quieres tú. Me dijo Andre no estabas dormida, le dije no, que también había visto cuando me veía por dentro de la camisa, por la puerta del baño y que ella se ponía la ropa más pequeña y sexy que tenía para provocarte y como que lo logré y sonreí. Me paré y me quité la pijama, quedando en mis tanguitas, lo abracé y le di un largo beso, el cual correspondió metiendo su lengua en mi boca y tocando mis nalgas.

Lo llevé a la cama y lo acosté, lo puse boca arriba con los brazos abiertos y le ordené que no me tocara o besara hasta que le dijera, él me dijo: qué me vas a hacer y le dije que le iba a ser sentir lo mejor del mundo, me dijo que tenía miedo y me confesó que era virgen, y se dejó llevar por mis órdenes. Lo comencé a besar por todo el cuerpo y le restregaba el mío por el suyo, le bajé el bóxer con los dientes y salió de un salto su enorme y grueso pene, lo agarré entre mis manos y lo comencé a masturbar lentamente, él respiraba fuertemente y se retorcía de placer, luego me lo llevé a la boca y lo comencé a lamer, primero la cabeza y bajé hasta el tronco, luego sus bolas y me inspiré en la parte esa de piel que está debajo de las bolas y antes del culo. Cuando estaba en el clímax total me metí todo su miembro y se lo chupé hasta que me descargó toda su cálida leche en mi garganta. Me acosté a su lado y le dije que era su turno.

Comenzó con un beso muy cálido y apasionado, mientras me agarraba las tetas, luego bajó a ellas y las comenzó a lamer y chupar, me las masajeaba y mordisqueaba con mucha dulzura, luego bajó besándome el vientre mientras me quitaba la tanga, dejándome completamente desnuda ante sus ojos, me abrió las piernas al máximo y comenzó a besarme mi mojada y depilada conchita, luego con sus dedos, separó un poco y me metió la lengua y empezó a jugar con mi clítoris a la vez que con un dedo me penetraba, yo ya estaba muy caliente y gemía desesperada, luego metió dos y hasta tres dedos aumentando sus movimientos y a lo que sentí su lengua otra vez dentro de mí me corrí en su boca llenándosela de mis líquidos vaginales.

Esta sensacional chupada que me había dado le provocó una nueva erección, lo que sin pensarlo le pedí que me penetrara que deseaba sentir su enorme pene dentro de mí me quedé acostada con las piernas abiertas y él se acomodó encima y apuntó su enorme y parado miembro a la entrada de mi mojada y caliente conchita y de un empujón me lo metió de una sola vez, lo que provocó un chillido de dolor en mí, ya que tenía muchos meses sin novio y no tenía

relaciones hace mucho tiempo, comenzó lentamente con el mete y saca y el dolor y desapareciendo y se transformaba en gemidos de placer, fue acelerando mientras me chupaba las tetas cuando de repente soltó un grito y se corrió llenando mi concha de su tibia leche que provocó mi inmediato orgasmo, cuando sacó su ya flácida polla se la lamí hasta dejarla bien limpia, pero al ver que con mi limpieza ya se le estaba poniendo dura otra vez, me puse en cuatro patas y le pregunté que si estaba cansado, a lo que respondió empujándome todo su trozo dentro de mi dilatada concha y comenzó con el meneo otra vez, mientras lo hacía, con el dedo medio lleno de saliva, lo comenzó a meter en el hueco de mi virgen culito a lo que le dije que no, pero no me hizo caso y me dijo que quería probar cómo se sentía y yo accedí ante la misma curiosidad, luego de haberlo dilatado un poco, me empezó a meter la cabeza y yo llorando le suplicaba que no, al oír mi llanto, lo excitó más y me empujó otro poco, dejándolo para que se abriera mi estrecho culito, me sujetaba por las caderas mientras yo forcejeaba para que lo sacara y besándome el cachete me metió el resto de una sola embestida produciendo un grito de mi parte por el inmenso dolor que sentía a la vez que se me salían las lágrimas. Cuando me calmé un poco, empezó con su suave movimiento, y empecé a cambiar mis quejidos y llantos por gemidos de placer, lo que le provocó un aumento en la velocidad y mi primer orgasmo gracias a la penetración anal, él mientras agarraba mis tetas bamboleantes por el movimiento cuando noté que incremento su velocidad al máximo y entre nuestros gritos de placer se corrió dentro de mi culito provocándome otro orgasmo sensacional. Quedamos muertos de cansancio y nos quedamos dormidos abrazados.

En la mañana siguiente cuando me desperté, busqué un pote de miel que tenía en la cocina y se lo eché por todo el cuerpo mientras dormía, lo comencé a lamer lo que provocó que se despertara y me hiciera el amor otras dos veces más antes de meternos a bañar juntos para terminar haciéndolo enjabonados en la ducha. Nos desayunamos y fuimos juntos a buscar a mi hijo Alejandro que regresaba a Venezuela.

Cuando llegamos a la casa no perdíamos ninguna oportunidad para besarnos y tocarnos a escondidas de mi hijo, lo cual nos excitaba muchísimo y cuando se metía bañar hacíamos el amor en cualquier sitio del apartamento.

Alfredo sigue siendo el mejor amigo de Ale mi hijo, ahora se queda a dormir con más frecuencia que antes y cada vez que puede se va de viaje con nosotros. Ahora no sólo es el amigo de mi hijo sino que pasó a ser mi amante y compañero sexual.

Espero que les haya gustado mi relato, esto que les conté, no es mentira y es algo real y espero que continúe por mucho tiempo más, para cualquier comentario, favor mandarlo a mi e-mail: andrearenas (arroba) latinmail.com.

Gracias, Andrea.

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El chalet del jefe de mi marido

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Chupé su verga una y otra vez, a la vez que él me despojaba de mi parte alta del bikini y liberaba mis pechos. Luego, fue un caballero. Apartó de mi boca su polla y se agachó delante de mí, y me lamió sin descanso. Mordí mis labios, gemí, después de darme placer unos minutos, se levantó y cerró la puerta de la bodeguilla y me despojó de la braga del bikini. Volvió a besarme y lo irremediable llegó.
Mi marido tiene un jefe de lo más original. Cuando se aburre, simplemente se gasta una pasta, organiza una fiesta. Tiene un hermoso chalet a las afueras de Madrid. Le ha costado una pasta. Tiene un montón de millones dentro de el. Objetos de los más variados. Traídos de los lugares más recónditos del mundo. Y no le importa organizar esas fiestas para sus empleados y que ellos mismos campen a sus anchas por su casa. Supongo que no tendrá miedo de que le roben algo, siempre le queda la opción de despedirlos a todos en grupo, si algo le faltara. Organizó una fiesta y como era costumbre, invitó a sus empleados más afines. Mi marido lleva un año en la empresa y no habíamos asistido nunca a esas fiestas de las que tanto se hablaba. Por fin iba a organizar una y nos iba a invitar. Mi marido subía rápido. No era un trepa, pero era muy listo. Su compañero Borja, le había dicho que pasaría a recogernos a nuestra casa a eso de las 9 de la mañana. Nos pareció bien la idea y nos preparamos para no hacerle esperar. Probablemente, pasaríamos la noche en el chalet de su jefe, con lo cual preparé una maleta pequeña con una muda y unos pijamas.

Borja pasó a las nueve en punto. Borja no está casado. Borja no tiene novia. Borja es simpático. Borja es guapote y tiene buen tipo. Borja es joven, tiene 30 años. Borja cae bien. Borja es el medio ojito derecho del jefe. El otro medio ojito es una secretaria que tiene permanentemente a su lado y de la cual se rumorea que tiene líos de vez en cuando con él en el despacho. En fin, Borja es lo que mi marido quiere llegar a ser. Borja nos fue contando, bueno, me fue contando, como es la vida de mi marido y la suya propia en la oficina, dentro del departamento de contabilidad. De vez en cuando hacía comentarios graciosos y provocaba que me desternillara literalmente de risa. Mi marido también reía. El viaje hasta el Escorial, se nos pasó en un pis pas.

Cuando llegamos al chalet de D. Pedro, él andaba por allí en bañador y con una cerveza en la mano. Eran las 10 de la mañana y nos saludó como si diera una importancia extrema a nuestra presencia allí. Nos llevó hasta una habitación y le dijo a mi marido que esa era la nuestra, que dejáramos nuestras cosas y que nos pusiésemos el bañador, que la piscina estaba de lo lindo y el agua estaba caliente. A Borja, su Borja, le indicó otra habitación próxima a la nuestra y le recomendó lo mismo. Bueno casi, pues a él le dijo que a ver si era la última fiesta a la que acudía sin pareja. El protestó y respondió que otras compañeras y compañeros se encontraban en la misma situación, pero D. Pedro le dijo que eso a él no le importaba, que él necesitaba una mujer a su lado para que asentara la cabeza. Yo sonreí al encontrarme con la mirada de Borja. Nos perdimos en nuestras habitaciones no sin antes oír la recomendación de D. Pedro de que nos diéramos prisa y bajáramos a encontrarnos en la piscina con el resto de empleados que ya habían llegado.

Habríamos allí unas 40 personas, de las cuales unos 30 eran empleados de D. Pedro. Los diez restantes, éramos esposas o esposos de sus subordinados.

Nos pusimos nuestros bañadores y bajamos al encuentro del resto. Yo me había puesto un bikini azul y mi marido un bañador negro. Por las escaleras nos encontramos con Borja que llevaba un bañador algo ceñido y dejaba ver a las claras su “paquete”. Una vez al lado de la piscina, nos acercamos a una de las mesas donde se servían aperitivos y bebidas. Mi marido y yo tomamos algo y él me presentó a alguno de sus compañeros así como a sus parejas. Cerca de las 12 de la mañana, es decir, dos horas después, nos dimos el primer baño. La gente se arremolinaba alrededor de la piscina y unos eran empujados y otros reían sin cesar. Observé con cierto estupor como los allí congregados bebían más de la cuenta. Les eximí pensando que eso era debido a que se iban o nos íbamos a quedar a dormir. Mi marido se lo pasaba en grande. Parecía que quería hacer gracias para llamar la atención de los demás, en especial de Pedro. Borja hablaba con unos y con otros derrochando simpatía. Yo tuve que soportar la conversación un tanto estúpida de una mujer que era la mujer de otro compañero de mi marido. Hablaba mal de todo el mundo, excepto de D. Pedro y de Borja. Se diría que allí todo el mundo quería contentar o hacer gracias a D. Pedro. Y en cuanto a lo de Borja, me atrevería a decir que le gustaba. Aunque la verdad, creo que Borja gustaba a todas las mujeres por esa forma de ser que tenía.

Después de darme un par de baños, en los que mi marido ni me prestó atención, salí del agua a tomar el sol. Observé en la lejanía como se lo pasaba muy bien con otros dos compañeros. No sé que estarían hablando, pero no paraban de reír. Al rato se acercó a mí y me ofreció un cigarrillo que acepté gustosa. Hablé con él y me estuvo contando que se estaban riendo de una mujer que andaba por allí, al parecer la mujer de un oficial contable, que no paraba de decir jilipolleces, pues estaba un poco bebida. Le regañé y le dije que no se riera de nadie, que él también estaba algo pasado. Me preguntó si me lo pasaba bien y le dije que si, pero que me estaba entrando sueño. Me dijo que aguantara hasta después de comer, hora en que los hombres se iban a echar una partida de cartas y las mujeres jugaban al Brokermi, una especie de juego de cartas. Le dije que yo no quería jugar a las cartas y menos a un juego que ni conocía y él me contestó que entonces me fuera a dormir.

Con estas andábamos cuando fue reclamado por D. Pedro. El se levantó de inmediato y me dejó allí. Observé como D. Pedro le ponía una mano en el hombro y le miraba a la vez que hablaba a un grupo de gente. No le di importancia. Pensé que mi marido estaría a sus anchas ante semejante escena. Ensimismada con esa visión y con mis pensamientos, no noté la presencia de Borja a mis espaldas.

-Hola. Te veo muy sola. Dijo.-Mi marido, se ha ido con D. Pedro. Respondí señalando al grupo.-Lo sé. Le va a proponer algo. No me lo ha querido decir, pero lo imagino. Dijo él. -¿Qué le va a proponer?-No te lo puedo decir. No soy la persona indicada para hacerlo. Ten paciencia. Todo saldrá bien. Dijo y se alejó de mi lado.

Me quedé pensativa. Tal vez le iba a subir el sueldo. Tal vez le iba a ascender. Comencé a pensar en lo que le podría estar diciendo e incluso estuve tentada de ir hacia el grupo, así me enteraría. Desistí al no ver en el grupo a ninguna mujer. Llegó la hora de comer y así lo hicimos. De pie. Bajo los árboles. En plan aperitivos, donde no faltó el marisco de primera calidad. Pregunté a mi marido, que es lo que le quería D Pedro y él me dijo que nada, que había estado hablando muy bien de él, que había reconocido el buen trabajo que había hecho en ese año en la empresa y que llegaría lejos. Después de comer la gente se fue esparciendo por el césped, a la sombra unos, otros al sol, hasta que llegó la hora de la partida de cartas. Ellos se fueron a jugar a la bodega del chalet y ellas se fueron al salón de la casa a lo mismo. Decidí que era el momento para echarme un rato la siesta. Me incorporé, recogí mi toalla y cuando la estaba doblando apareció Borja.

-¿Te vas a jugar a las cartas? Me preguntó. -No. No se jugar. Iba a echarme un rato en mi habitación. Dije. -Haces bien. Estas partidas acaban a las 8 o las 9, antes de la barbacoa. Y son las 5 de la tarde. Se tomarán cuatro whiskys, se fumarán un buen cohíba y luego saldrán todos en tropel para hacer la barbacoa y demostrar a D. Pedro que se es mejor que el compañero. Es una competencia, aunque leal, alguna vez, desleal. ¡Parecen jilipoyas!

Así estuvimos cerca a de 15 minutos hablando de bagatelas. Al cabo de ese tiempo me dijo que me invitaba a tomar algo en la bodeguilla de la piscina. Acepte, pues pensé que no sería malo que me tomara algo con él. Era tan agradable, nos había traído en su coche y era tan atento…No veía razón para negarme. Al preguntarle que si él no jugaba a las cartas, él me dijo que no era su estilo. Prefería valorar otras cosas en la vida. Le pregunté…

-¿Cuáles, por ejemplo? -La belleza que desprende una mujer guapa, bella, sencilla y amable como tú. Su compañía. Esa fue su respuesta ante la cual me puse visiblemente colorada. Él rió.

Así pasamos otro cuarto de hora más. Charlando y charlando de cosas cada vez más profundas. Se diría que estaba intentado flirtear conmigo. No lo sabía, pero si era así, no me importaba. A todas las mujeres nos apetece de vez en cuando que alguien se interese por nosotras. Entonces él, al menos así lo quería hacer ver, reparó por vez primera en mi bikini. Me dijo que era muy bonito y acercando una mano a mi braga, tocó su tela. Yo no hice nada. Tampoco debía hacerlo, él no me tocó. Tomó entre dos dedos una parte de mi braga y lo examinó para ver la calidad de la tela. Luego remató el hecho diciendo que era de la misma calidad que el suyo, ante lo cual yo miré su bañador ajustado y me encontré con el paquete de Borja otra vez. Sonrió y me dijo que tal vez fuera algo escandaloso, pero que al fin y al cabo, era un bañador. Ya se daba cuenta que era llamativo, no por el color, ni la forma, si no por lo que dejaba o insinuaba que había debajo. En fin, que cada cual tenía lo que tenía y él tenía eso, y eso se notaba así como yo tenía una raja y mi bikini la delataba, pues parecía una hucha esperando monedas. Me partía de risa por la forma que tuvo de referirse a mi raja.

Lo dijo con esa cara, con esa voz, con esa simpatía que no pude molestarme ante semejante comentario impertinente. Tomó su copa en las manos, brindó conmigo por la amistad, que según  él, estaba fraguándose entre mi marido y él, porque eso le permitiría disfrutar de mi presencia de vez en cuando. Lo agradecí y choqué mi copa con la suya diciendo “un, que así sea”. Seguimos hablando y llegamos a un punto de la conversación en la que me comentó lo que era un secreto a voces, que D. Pedro tenía una secretaria, Isabel, que era una amiga o una empleada íntima. Nos reímos con sus ocurrencias y nos fumamos un cigarro. Le noté algo nervioso y le dije que si quería nos podíamos marchar con los demás. Él me dijo que estaba muy a gusto conmigo y que no le apetecía nada, respirar el ambiente de humo de los cohíbas que se estarían fumando. Me dijo que nadie nos echaría de menos, al menos a él. Yo le dije que mi marido tampoco y nos reímos otra vez, a la vez que brindábamos otro sorbo por que se yo que cosa.

Sentado a mi lado, se acercaba cada vez más a mi cara para decirme o susurrarme tonterías. Yo le dejaba pero reconozco que la situación estaba resultándome un tanto embarazosa. Me puse en pie y él también. Me preguntó que si me ocurría algo y le dije que no, que tenía calor. él accionó un mando y el aire acondicionado inundó la bodeguilla. Aprovechó que yo me senté otra vez para abrir la puerta de la bodeguilla y echar un vistazo fuera. Le oí decir algo y no presté atención. Cuando lo repitió en voz más alta, me intrigué.

-No me lo puedo creer, vaya, vaya con Manoli. Dijo. Ven, acércate y mira. Y dime que no es mi estado, dijo señalándose a su bulto que había aumentado ligeramente.

Me incorporé y me fui hasta la puerta. Allí estaba una empleada de D. Pedro, Manoli, tumbada bajo un árbol con los ojos cerrados y una mano metida dentro de la braga del bikini.

-Se está masturbando. Dijo Borja.

No dije nada. Él se giró y me sonrió.

-En fin cada cual es muy libre. Si es eso lo que la apetece…pero habiendo tanto varón suelto por aquí…..caray con Manoli. Dijo algo excitado. ¡Será el calor!

La tal Manoli estaba claro que se estaba haciendo una paja, al menos se lo estaba acariciando. Supongo que estaría desinhibida y algo ebria. Tomamos asiento de nuevo y ahora la conversación tomó unos derroteros distintos. Se hablaba de sexo. De Manoli, de las mujeres y de los hombres en general. De la libertad, de los cuernos, de porque no se había casado. Llevábamos una hora en la bodeguilla. Miré el reloj, eran las seis de tarde. él se arrimaba con su cuerpo y con su boca cada vez más. Empecé a sospechar que me quería besar, pero lo descarté, pensando que no se atrevería al ser yo la mujer de su compañero. Se puso en pie de golpe y vi el bulto de su bañador. Estaba empalmado. Muy tieso. Le oí decir algo.

-¡No joder, no! ¡No puede ser!

Al preguntarle que le ocurría, me dijo simplemente lo que no esperaba oír ¿o sí?

-Mira como estoy, dijo señalando el bulto de su entrepierna, y esto es porque estoy contigo. Y si no fueras la mujer de mi compañero de oficina, otra cosa sería, pero no puede ser. Tú estás casada y tu marido goza de mi aprecio y del aprecio de D. Pedro. Yo me he pasado de la raya. Lo lamento de veras. No me hagas caso. -¿Y en que momento has pensado que podía haber algo entre nosotros? Eso fue lo que pregunté. Nada más. -No lo he pensado. He visto que eres distinta a las demás. Eres guapa y eres una persona inteligente con la cual da gusto tener una conversación sobre cualquier tema. Tal vez debería irme y salir a ver si Manoli está con su masturbación y quién sabe, tal vez nos consoláramos los dos. Me dijo muy tranquilo. -Sí. Tal vez eso es lo que deberías hacer. Le dije mirando el bulto de su entrepierna. Te va a estallar el bañador. Le dije a la vez que me reía.

El se sentó a mi lado. Arrimó su cara a la mía y se quedó un rato escrutando mis ojos. Luego se decidió. Su boca se pegó a la mía y me besó en los labios. Un mareo me invadió. Un vértigo me devoró. No podía estar ocurriendo aquello. Era Borja, el amigo y compañero de mi marido, Sin tiempo él puso su mano en mi espalda y volvió a besarme. Y me dejé. Dejé que me besara con su lengua. Y reclinado sobre mí siguió besándome y acariciando mi espalda. Un movimiento extraño en su cuerpo al que no di importancia, pues tenía los ojos cerrados, me desmadejó por completo. Tomó mi mano en la suya y la llevó hasta su entrepierna. Allí me topé con sus huevos y su polla. Y no había bañador.

Abrí los ojos y miré. Los últimos vestigios de su bañador, descendían por sus piernas hasta sacarlo de su cuerpo. Quise decir algo pero con sus besos lo impidió. Solté aquello que había cogido en mi mano, y la retiré sin que él acusara el menor impacto. Siguió aplicándose en los besos. Besos que yo no negaba por otra parte. Luego su mano se hizo más solicita y se posó encima de la braga de mi bikini. Mis piernas abiertas fueron el camino fácil que él esperaba encontrar. No es que las tuviera excesivamente abiertas, pero si lo suficiente para que él posara un dedo sobre mi raja. Con el dedo encima del surco que se vislumbraba debajo del bañador, él susurraba cosas muy bajito y me besaba. Me reclino hacia atrás y comenzó a frotar cada vez más intensamente su dedo.

Mi mano solita, sin que nadie la guiara, se fue a su polla y la amarró por el tallo. Me sorprendí iniciando los vaivenes de subida y bajada de su prepucio. Estaba dura. Fuerte, él seguía sondeándome por encima de la braga. Abrí mis piernas más. Debió pensar que era la contraseña para acceder a más. Separó un lado de mi braga y dejo mi coño al descubierto. Ahora su dedo se impregnó de mis flujos y el tacto fue más suave debido a la lubricación.  A todo esto seguía besándome con ardor. Introdujo un dedo dentro de mí y me hundí en mis miserias.

Traté de incorporarme para protestar o para chupársela. ¡Que sabía yo! Yo estaba nerviosa y viciosa a la vez. No me podía imaginar allí sentada haciéndole una paja a Borja. No podía ni sospechar una hora antes que ahora él estaría metiendo un dedo en mi coño. Atiné a decir algo entre beso y beso.

-No debemos hacer esto, no está bien Borja. Soy una mujer casada. Eres el compañero de mi marido. -Chisssss, todo está bien si se hace a gusto. Replicó él aplicándose otra vez en mi boca y sondeando más en mi interior con su dedo. -No….Borja…no está bien…dejémoslo estar….no está bien…Mis palabras iban perdiendo fuerza cada vez más. -Borja, por favor, no, déjame te lo ruego…Estoy casada.  -No importa. Es lo que nos gusta. Dijo.

El muy hábil, había dado con mí clítoris y lo masajeaba provocando en mí un deseo ya irrefrenable. Se puso en pie ante mí y me ofreció su verga dura e hinchada para que yo la tomara con mi boca. Lo hice sin esfuerzo. Chupé su verga una y otra vez, a la vez que él me despojaba de mi parte alta del bikini y liberaba mis pechos.

Luego, fue un caballero. Apartó de mi boca su polla y se agachó delante de mí, y aún con mi braga puesta, separándola más, me lamió sin descanso. Mordí mis labios, gemí, y apreté mis pechos con mis manos. Después de darme placer unos minutos, se levantó y cerró la puerta de la bodeguilla y me despojó de la braga del bikini. Volvió a besarme y lo irremediable llegó.

-Follemos. Me dijo. -No Borja, por favor, no hagamos más. Dije sin fuerza alguna y deseosa de que su polla se incrustase en mi. -No podemos quedarnos así. -Terminemos. Yo te la chupo hasta que te corras.

Ni puto caso. Se arrimó a mi cuerpo. Se pegó a el. Noté su pene en mi vientre. Percibí como se abría paso en mi interior hasta metérmela toda. Luego el vaivén acompasado y deseoso, dio paso a una serie de gemidos de ambos, solo interrumpidos por una pregunta.

-¿Te proteges de alguna manera? -Siiii. Fue todo lo que dije dejada llevar por el placer que me estaba proporcionando el polvo con Borja.

No tardamos demasiado en corrernos, tal vez por los nervios de la situación. Yo aguantando todo el ruido que emergía de mi garganta y él apretado contra mí hasta acabar de soltar todo su semen en mí interior. Terminado el polvo, me besó, cosa que agradecí y rápidamente nos vestimos. Yo me limpié con unas servilletas y él me miro preguntándome que si tomaba pastillas.

-Tranquilo Borja, si las tomo. No me puedo quedar embarazada. Dije relamiéndome aún por el polvo, que por inusual e inesperado, me dejó tremendamente corrida.

Cuando íbamos a salir de la bodeguilla giré mi cabeza hacia la única ventana que había en ese cuarto. Allí me encontré el rostro de Manoli tan sorprendida como yo. Se lo dije a Borja.

-¡Joder, nos ha visto Manoli! -¡Y que importa, no dirá nada! Dijo él. -Pero ¿Y si lo larga por ahí? Nos ha visto. Nos ha visto follar. No sabemos el tiempo que llevara mirando por la ventana.-No dirá nada. Tranquilízate. Sólo tú y yo, sabemos lo que ha ocurrido aquí. De Manoli, ya me encargaré. Ella no dirá nada.

Claro que no iba a decir nada. Esa noche estuvo toda la noche en la cama de Borja. Era el silencio. Era el precio que hubo de pagar Borja por mí y por mi estabilidad matrimonial.

Al día siguiente, nos regresamos a Madrid muy temprano. Borja tenía cosas que hacer y aunque le había dicho a mi marido que nos quedáramos, que nos regresaríamos con alguien o incluso en taxi que él muy justamente pagaría, decidimos irnos de regreso a Madrid en su coche. Nos dejó en la puerta de casa.

El camino de regreso ya no fue como el de ida. Ya no hubo bromas de Borja. Ya no era o no se mostró simpático y agradable. Fue todo el camino mirándome por el espejo retrovisor mientras escuchaba la sarta de jilipolleces que hablaba mi marido del día de antes. Mi marido no paraba de reírse de Manoli, de la otra compañera borracha, e incluso se permitió criticar a D, Pedro con lo que eso podía suponerle, pues delante de él estaba su brazo derecho.

Un beso por despedida y subimos a casa. Mi marido se sentó en el salón, y yo me fui a la habitación. Me dispuse a ducharme y detrás mío él.

Pasó el mes y no me bajaba la regla. No le di importancia. Pasó el segundo mes y me tocaba descansar. El tercer mes fui a por la primera píldora, y mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí en un cartoncillo aquella pastilla que me tenía que haber tomado el sábado del chalet y por la excitación de la fiesta, no lo había hecho.

Después de acudir al médico, se que estoy embarazada de tres meses. Mi marido no da crédito. No quería hijos ahora. Su trabajo era lo más importante. Pero lo peor es que yo no se quien es el padre, si Borja o mi marido. No puedo abortar, pero algo me dice que el padre de esta criatura que llevo dentro es Borja.

Por cierto, Borja ha anunciado que se casa con Manoli. Aquella noche debió ser muy prometedora para él. Tenía cara de puta y se comportaba como tal.

Que cosas tiene la vida, Manoli tiene a Borja en su cama y yo tengo a su hijo en mi vientre. No tengo dudas.
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