Relatos eróticos Marqueze. El Sexo que te gusta leer.

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Cuernos familiares

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La volqué sobre el escritorio, ensartada desde atrás, placer ilimitado, las contracciones vaginales que transmite a la barra de carne apuran la eyaculación. Gime triunfal en su “llegada” con el final de la emisión seminal, la frutilla al postre de este polvo fenomenal, que excede lo esperado. Este fue el inicio, llevamos seis meses de relación, Berta, lleva dos con el resultado de los cuernos.
Este relato me sirve de catarsis, para poder procesar el engaño que me vincula con mi cuñada.

Sucedió una tarde, Berta, mi cuñada, se aparece en mi trabajo con una excusa trivial, por cortesía pregunté qué le sucedía… cayó el muro de silencio, dejó fluir todas las carencias. Se abrió a la confidencia, mujer insatisfecha y desatendida, Raúl no atiende sus necesidades, cada día está más caliente y sin consuelo.

-Marce, ¡no me aguanto más!

Rompió en lágrimas.

Mi pañuelo contuvo sus lágrimas, mis brazos sus pechos en el abrazo contenedor, expresó cuánto me necesita.

-Marce, si no es con vos salgo y me hago coger por cualquiera, y vos no querés eso, ¿no?

Era evidente, decisión y ganas de carne.   Me comió la boca, metió su lengua inquieta en mi boca.

La carne… es débil, la mía endureció en su mano, Berta encendió el deseo, y cómo.

Busqué sus nalgas, ella liberó el choto (pene), lo guió por el borde de la tanga hasta la cueva mojada, húmeda y jugosa que facilita el acceso carnal, enchufados, en el sillón, los brazos al cuello y las piernas en mi cintura, traga cuanto le metí.

Todo es poco para Berta, no para, vive la cogida como sedienta un vaso de agua en el desierto. Valió la pena verla acabar, la vagina se contrae en torno del miembro, que no paraba de bombear.

El orgasmo, más largo que los de mi mujer, me sentí más caliente cuando me desleché.

Quedó con la concha rebosante de pecado, olvidé pedir permiso.

- Me gustó sentir tu leche calentita, me lavo y listo.   – Obvió la disculpa en ciernes.

Estoy al re-palo, listo para repetir, desnuda, pechos turgentes, resaltan las poderosas caderas cuando la volqué sobre el escritorio, ensartada desde atrás, placer ilimitado…

Las contracciones vaginales que transmite a la barra de carne apuran la eyaculación.

Gime triunfal en su “llegada” con el final de la emisión seminal, la frutilla al postre de este polvo fenomenal, que excede lo esperado.

Este fue el inicio, llevamos seis meses de relación, Berta, lleva dos con el resultado de los cuernos.

Tenemos el sexo satisfecho y la familia tranquila.

Todo queda en familia.

Quisimos escribir este caso para hacer ver a otros, que con equilibrio y discreción se puede.

Berta y Marcelo los saluda con afecto.

Es mi primera colaboración, si les ha gustado me gustaría saberlo, como así también conocer su opinión, sobre todo la opinión de las mujeres lectoras.

Autor: El Marques

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